¿Alguna vez te ha parecido que tienes la cara tan brillante que alguien podría usarla como espejo? ¿O tal vez una mancha de acné vive constantemente en alguno de esos puntos grasientos?
Si esto le resulta familiar, probablemente sufra una afección increíblemente común: piel grasa.
¿Qué es exactamente la piel grasa? Todos tenemos glándulas sebáceas en la piel que segregan un lubricante natural conocido como sebo. Esto es lo que nos mantiene hidratados y protegidos de forma natural.
Sin embargo, cuando el cuerpo produce demasiado sebo, la piel se vuelve grasa. Si a esto le añadimos un poco de sudor en nuestro día a día, la piel se vuelve insoportablemente grasa.
Hay muchas razones por las que el cuerpo produce demasiado sebo. He aquí algunas de ellas:
- Hormonas locas. Dado que la producción de sebo depende de las hormonas sexualestiene sentido que los adolescentes sean a menudo víctimas de una piel grasa y acnéica. Pero la pubertad no es lo único que puede hacer que los andrógenos se disparen. El estrés, ciertos medicamentos hormonales, el embarazo, las enfermedades y la menstruación afectan a las hormonas, y pueden provocar fácilmente un exceso de producción de sebo.
La solución: Aunque no hay mucho que puedas hacer contra las fluctuaciones hormonales naturales, puedes mantener el estrés y las enfermedades bajo control descansando mucho, hidratándote, haciendo ejercicio a diario y probando ejercicios de atención plena como el yoga o la meditación.
- Mala alimentación. Contrariamente a la creencia popular, los alimentos grasos no son los culpables de tus puntos brillantes. Sin embargo, ciertos alimentos sí afectan a tu piel. Tristemente, los peores culpables de la piel grasa son alimentos sabrosos como el azúcar, el gluten y los lácteos.
La solución: Sáltate el pan y el helado y toma más alimentos nutritivos con ácidos grasos hidratantes y vitaminas, como aguacates, caldo de huesos y té verde.
- Medio ambiente y hábitos diarios. Piensa en el desgaste diario que nuestra vida supone para la piel, tanto por el lugar donde vivimos como por la forma en que la tratamos. Residir en climas cálidos y húmedos o fríos y secos puede causar estragos en la producción de sebo, y restregarse la cara con demasiada fuerza o lavársela en exceso para compensar sólo puede empeorar las cosas.
La solución: El tiempo influye mucho en el tipo de piel que vamos a tener, así que ten en cuenta la frecuencia con la que sales a la calle en los días más fríos o húmedos. Trata tu piel con delicadeza y utiliza únicamente limpiadores suaves, nada de exfoliantes agresivos.
- La genética. A veces, estamos predispuestos a tener la piel grasa, y no podemos hacer nada para evitarlo. Si tus padres lucharon contra la piel grasa, lo más probable es que tú tengas que arreglártelas como puedas.
La solución: Lo siento, no puedes cambiar tus genes, pero seguir una dieta sana y adoptar un régimen de cuidado de la piel nutritivo puede ayudarte a controlar tu piel grasa.
También puedes llevar tus esfuerzos por controlar los brillos al siguiente nivel con nuestro ligero matificante para la zona T, Oil Patrol. Te ayudará a absorber el exceso de grasa de la piel, preparando la frente y la nariz para el maquillaje mientras combate el acné. O simplemente aplícalo sin maquillaje para controlar los brillos de forma rápida y sencilla.
Sea cual sea la causa de tu piel grasa, no tienes por qué salir de casa sintiéndote grasienta. Limpia tu dieta, controla tu estrés y lleva contigo un producto matificante de confianza para sentirte segura de ti misma las 24 horas del día.